La adolescencia es probablemente la etapa más difícil del desarrollo humano, pues afecta profundamente lo emocional, ya que el adolescente se encuentra en una lucha interna por replantear su identidad y su lugar en la sociedad. Teniendo además cambios físicos, hormonales, cognitivos, morales y psicológicos, que interaccionan provocando conductas que cuesta comprender.
En esta etapa comienza el interés por relacionarse con sus pares de modo muy diferente a como sucedía en la infancia, por lo que es natural que se den las primeras experiencias de noviazgo, que son para el adolescente muy importantes ya que colaboran directamente con la construcción de la identidad y en su maduración afectiva, así como también es una situación llena de tensiones.
En la etapa adolescente se acentúa la curiosidad por todo lo relacionado al tema psicosexual; las dudas e inquietudes que exponen hablan de su inexperiencia para relacionarse de esta forma y sobre todo, habla de la enorme necesidad que tienen de guía y orientación por parte de los adultos.
En un estudio realizado por el Instituto Mexicano de la Juventud, se encontró que en nuestra sociedad, el 92% de los jóvenes ven en la familia el núcleo de mayor confianza, y en la madre la principal consejera. Es por esto que los padres deben informarse y prepararse para brindar a sus hijos la orientación que requieren.
En ese estudio se menciona también que uno de los principales problemas a los que se enfrentan los padres actuales, es la dificultad que tienen para asumir que sus hijos en algún momento comenzarán a tener una vida sexual activa, como respuesta muchas veces intentan imponer la abstinencia, cerrándose al diálogo, rechazando cualquier tipo de conducta sexual durante la adolescencia. Esto hace que los adolescentes vivan su sexualidad de manera errónea, culposa y por supuesto a escondidas, excluyendo por completo a los padres como consejeros o confidentes.